Aunque mucha gente se extraña cuando lo digo, disfruto mucho más la terraza de mi casa en invierno que en verano. Esto se debe principalmente a un factor: el sol. En los meses fríos es un bien preciado, y para mi no tiene precio poder salir una mañana de enero a desayunar al calor de ese sol tibio.
En verano, sin embargo, todos huimos del astro rey salvo para ponernos morenos, y si no queremos que nuestra querida terraza se convierta en un horno al aire libre debemos aprender cómo conseguir una buena sombra y así disfrutar de la fresca brisa bajo su cobijo.
Ahora voy a tratar de hacer un pequeño repaso por todas las alternativas decorativas que tenemos para lograr una sombra fresca y agradable sin hipotecar ni el espacio ni el diseño de nuestra terraza ni tampoco gastarnos una fortuna.
La orientación
Sí, amigos, lo primero que hay que saber a la hora de conseguir sombra es la orientación de la terraza. Porque de que sirve poner un toldo o una sombrilla si luego le va a dar sombra al vecino y no a nosotros.
Una terraza orientada al este recibirá un sol muy inclinado y tibio por la mañana, una terraza orientada al sur recibirá un sol intenso y vertical a medio día y una orientada al oeste uno intenso e inclinado por la tarde.
Mi preferida es la terraza orientada al este, como la de casa de mi padre, pues el sol de la mañana es muy agradable y a partir de mediodía la propia casa ofrece sombra y cobijo de sobra, por lo que no hace falta comprar absolutamente nada, si acaso una pequeña sombrilla inclinable por si alguna mañana aprieta mucho el sol.
Las terrazas orientadas al norte no reciben sol más que a primera hora de la mañana y a última de la tarde, y solo son recomendables en lugares muy calurosos en las que se quiere estar siempre a la sombra.
Es importante tener muy en cuenta la orientación tanto a la hora de comprar vuestra casa como a la hora de comprar los accesorios necesarios para dar sombra. Mientras os hablo de ellos mencionaré para que tipo de orientación y sol son más adecuados.
Sombrillas
Es el accesorio básico para proporcionar sombra. Son baratas, hay diseños de todo tipo y se adaptan a cualquier necesidad. Eso sí, salvo que compremos una muy grande y aparatosa, la cantidad de sombra que dan es limitada.
En mi opinión son perfectas para aquellos que no buscamos sombra para todo el día sino solo para momentos y zonas puntuales; como para el desayuno, la comida, la siesta…
Lo ideal es comprarse una que tenga un brazo regulable en altura e inclinación, y así podemos protegernos también del sol de la mañana o de la tarde —que viene muy de lado— bajando e inclinando mucho la sombrilla.
Si decidís instalarla en la mesa durante el verano, no os olvidéis de esta buena idea: un florero para tu sombrilla.
Toldos
Se podría decir que son los hermanos mayores de las sombrillas. Son grandes y ofrecen una sombra acorde a su tamaño. El problema es que también suelen ser caros y a menudo necesitaremos que un profesional nos lo instale. Además, ocupan bastante espacio, sobre todo visual, y no es tarea fácil encajarlos en la decoración.
Dentro de los toldos podemos distinguir entre los toldos fijos, que se pueden plegar y desplegar pero no quitar, y los toldos provisionales que se pueden montar solo en verano o para alguna ocasión concreta.
Son muy recomendables para terrazas orientadas al sur, ya que protegen muy bien del sol vertical de las horas del medio día, que además calienta mucho, por lo que su amplia sombra nos protege de morir achicharrados.
Para el sol de la mañana y la tarde son menos útiles. Hay muchos modelos que se pueden inclinar, pero entonces el espacio bajo ellos queda muy reducido. Los ideales son aquellos que van sobre rieles y se puede extender el toldo en la parte vertical, pero esas estructuras son caras y visualmente poco atractivas.
Pérgolas y enredaderas
Se trata de una solución que, más que sombra, da sol y sombra, pues aunque en nuestra pérgola crezca alguna frondosa enredadera como una parra o una buganvilla, siempre habrá algún otro rayo de sol que se cuele, si bien eso no tiene porque ser malo.
Entre las ventajas cabe destacar que las plantas no solo protegen del sol sino que refrescan el ambiente y lo perfuman con su agradable aroma (y si plantamos un jazminero, ya ni te cuento). La parte negativa es que no es algo que se pueda conseguir del día a la mañana, la mayoría de enredaderas se toman su tiempo en enredarse, valga la redundancia, amén de que requieren muchos más cuidados que un toldo de tela.
Otra de las ventajas que ofrece esta solución es que, en invierno, las plantas tienen muchas menos hojas, y dejan pasar mucho más sol que en verano. Si además hacemos crecer plantas por los laterales, estas nos ofrecerán protección para el sol de la tarde y filtrarán y refrescarán el aire también.
Árboles
Me he dejado para el final mi sombra favorita; la de un árbol. No hay nada como descansar o comer bajo su sombra, así que si tenéis un pequeño jardín o una terraza más bien grande, no dejéis de plantar uno —o varios, según el jardín y la terraza—, de hoja caduca a ser posible, para que dé sombra en verano y deje pasar el sol en invierno. Si además escogéis un frutal disfrutaréis del aroma y el sabor de sus frutos cuando estos lleguen.
La pega es que los árboles crecen aún más lentamente que las enredaderas, por lo que es posible que disfrutéis de una buena sombra para jugar con vuestros nietos o directamente sean ellos quienes la disfruten, dependiendo de la edad que tengáis ahora.
Conclusión
Resumiendo un poco, tenemos cuatro opciones para conseguir una buena sombra.
La sombrilla, para aquellos que han escogido bien la orientación de su terraza y/o solo necesitan sombra un rato al día en una zona pequeña.
El toldo, para los amantes de la sombra densa y amplia, sobre todo para terrazas orientadas al sur.
Las pérgolas con trepadoras, ideales para conseguir un ambiente campestre y natural sin renunciar a una buena sombra. Requieren paciencia y cuidado, pero se agradecen mucho.
Los árboles, el paraíso de las sombras, pero hace falta mucho sitio, paciencia y planificación. Solo aptos para sibaritas con terrazas amplias o jardines.
Yo soy de sombrilla ¿Tú de quién eres?
En verano, sin embargo, todos huimos del astro rey salvo para ponernos morenos, y si no queremos que nuestra querida terraza se convierta en un horno al aire libre debemos aprender cómo conseguir una buena sombra y así disfrutar de la fresca brisa bajo su cobijo.
Ahora voy a tratar de hacer un pequeño repaso por todas las alternativas decorativas que tenemos para lograr una sombra fresca y agradable sin hipotecar ni el espacio ni el diseño de nuestra terraza ni tampoco gastarnos una fortuna.
La orientación
Sí, amigos, lo primero que hay que saber a la hora de conseguir sombra es la orientación de la terraza. Porque de que sirve poner un toldo o una sombrilla si luego le va a dar sombra al vecino y no a nosotros.
Una terraza orientada al este recibirá un sol muy inclinado y tibio por la mañana, una terraza orientada al sur recibirá un sol intenso y vertical a medio día y una orientada al oeste uno intenso e inclinado por la tarde.
Mi preferida es la terraza orientada al este, como la de casa de mi padre, pues el sol de la mañana es muy agradable y a partir de mediodía la propia casa ofrece sombra y cobijo de sobra, por lo que no hace falta comprar absolutamente nada, si acaso una pequeña sombrilla inclinable por si alguna mañana aprieta mucho el sol.
Las terrazas orientadas al norte no reciben sol más que a primera hora de la mañana y a última de la tarde, y solo son recomendables en lugares muy calurosos en las que se quiere estar siempre a la sombra.
Es importante tener muy en cuenta la orientación tanto a la hora de comprar vuestra casa como a la hora de comprar los accesorios necesarios para dar sombra. Mientras os hablo de ellos mencionaré para que tipo de orientación y sol son más adecuados.
Sombrillas
Es el accesorio básico para proporcionar sombra. Son baratas, hay diseños de todo tipo y se adaptan a cualquier necesidad. Eso sí, salvo que compremos una muy grande y aparatosa, la cantidad de sombra que dan es limitada.
En mi opinión son perfectas para aquellos que no buscamos sombra para todo el día sino solo para momentos y zonas puntuales; como para el desayuno, la comida, la siesta…
Lo ideal es comprarse una que tenga un brazo regulable en altura e inclinación, y así podemos protegernos también del sol de la mañana o de la tarde —que viene muy de lado— bajando e inclinando mucho la sombrilla.
Si decidís instalarla en la mesa durante el verano, no os olvidéis de esta buena idea: un florero para tu sombrilla.
Toldos
Se podría decir que son los hermanos mayores de las sombrillas. Son grandes y ofrecen una sombra acorde a su tamaño. El problema es que también suelen ser caros y a menudo necesitaremos que un profesional nos lo instale. Además, ocupan bastante espacio, sobre todo visual, y no es tarea fácil encajarlos en la decoración.
Dentro de los toldos podemos distinguir entre los toldos fijos, que se pueden plegar y desplegar pero no quitar, y los toldos provisionales que se pueden montar solo en verano o para alguna ocasión concreta.
Son muy recomendables para terrazas orientadas al sur, ya que protegen muy bien del sol vertical de las horas del medio día, que además calienta mucho, por lo que su amplia sombra nos protege de morir achicharrados.
Para el sol de la mañana y la tarde son menos útiles. Hay muchos modelos que se pueden inclinar, pero entonces el espacio bajo ellos queda muy reducido. Los ideales son aquellos que van sobre rieles y se puede extender el toldo en la parte vertical, pero esas estructuras son caras y visualmente poco atractivas.
Pérgolas y enredaderas
Se trata de una solución que, más que sombra, da sol y sombra, pues aunque en nuestra pérgola crezca alguna frondosa enredadera como una parra o una buganvilla, siempre habrá algún otro rayo de sol que se cuele, si bien eso no tiene porque ser malo.
Entre las ventajas cabe destacar que las plantas no solo protegen del sol sino que refrescan el ambiente y lo perfuman con su agradable aroma (y si plantamos un jazminero, ya ni te cuento). La parte negativa es que no es algo que se pueda conseguir del día a la mañana, la mayoría de enredaderas se toman su tiempo en enredarse, valga la redundancia, amén de que requieren muchos más cuidados que un toldo de tela.
Otra de las ventajas que ofrece esta solución es que, en invierno, las plantas tienen muchas menos hojas, y dejan pasar mucho más sol que en verano. Si además hacemos crecer plantas por los laterales, estas nos ofrecerán protección para el sol de la tarde y filtrarán y refrescarán el aire también.
Árboles
Me he dejado para el final mi sombra favorita; la de un árbol. No hay nada como descansar o comer bajo su sombra, así que si tenéis un pequeño jardín o una terraza más bien grande, no dejéis de plantar uno —o varios, según el jardín y la terraza—, de hoja caduca a ser posible, para que dé sombra en verano y deje pasar el sol en invierno. Si además escogéis un frutal disfrutaréis del aroma y el sabor de sus frutos cuando estos lleguen.
La pega es que los árboles crecen aún más lentamente que las enredaderas, por lo que es posible que disfrutéis de una buena sombra para jugar con vuestros nietos o directamente sean ellos quienes la disfruten, dependiendo de la edad que tengáis ahora.
Conclusión
Resumiendo un poco, tenemos cuatro opciones para conseguir una buena sombra.
La sombrilla, para aquellos que han escogido bien la orientación de su terraza y/o solo necesitan sombra un rato al día en una zona pequeña.
El toldo, para los amantes de la sombra densa y amplia, sobre todo para terrazas orientadas al sur.
Las pérgolas con trepadoras, ideales para conseguir un ambiente campestre y natural sin renunciar a una buena sombra. Requieren paciencia y cuidado, pero se agradecen mucho.
Los árboles, el paraíso de las sombras, pero hace falta mucho sitio, paciencia y planificación. Solo aptos para sibaritas con terrazas amplias o jardines.
Yo soy de sombrilla ¿Tú de quién eres?
Fuente: Decoesfera.com
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